Cabeza de la
Orden de Santiago
Cabeza de la
Orden de Santiago
A medio camino entre Cuenca y Madrid, sobre la ladera de un cerro, se alza Uclés, antigua villa de orígenes celtíberos y romanos, rodeada por restos de murallas y torres, que siempre protectoras y vigilantes muestran la razón claramente estratégica de este enclave. Este conjunto de fortificaciones, de marcado pasado musulmán, fueron numerosas veces disputadas y, tras la reconquista por los cristianos, donadas por el rey Alfonso VIII a la Orden de Santiago. Una bella miniatura del Tumbo Menor de Castilla muestra este acto del 9 de enero del año 1174. Tras esta donación, la Orden transformaría el antiguo convento en un majestuoso y extraordinario Monasterio que pasaría a ser Caput Ordinis de la Orden de Santiago.
Más de dos siglos
de construcción
Más de dos
siglos de construcción
Su edificación, iniciada en 1529 con Carlos I y finalizada en 1735, hace de la visita a este Monasterio un verdadero recorrido por siglos de arte y de historia. El refectorio, en el interior, es la estancia más antigua del S. XVI, con un artesonado renacentista con 36 bustos de enigmáticos caballeros perfectamente conservado, que es la joya de la visita por su singularidad. De casi la misma época es la sacristía plateresca donde dejó su huella Andrés de Vandelvira. Su soberbia iglesia herreriana es obra de varios arquitectos, destacando entre ellos el conquense Francisco de Mora, terminada en 1598, le ha valido a este Monasterio el sobrenombre de El Escorial de la Mancha.
El único chapitel que queda, está coronado por la cruz, emblema de la orden y bajo ella, la característica figura de su veleta: un gallo que, aún hoy, sigue girando al compás de los vientos.
Todas estas estancias se articulan en torno a un patio ya del siglo XVIII, cuyo claustro, de treinta y seis arcos, rodea el bello brocal barroco del aljibe en el centro. En un recorrido por sus fachadas, aunque destaca el estilo herreriano, podemos admirar la variedad de estilos: la fachada este, de estilo plateresco, de traza diseñada posiblemente por Enrique Egas; las fachadas herrerianas del norte y oeste, correspondientes a la iglesia mayor, y por último, la fachada principal, churrigueresca finalizada en 1735 por Pedro de Ribera, reinando ya Felipe V.
Un agitado viaje
hasta el presente
Un agitado viaje
hasta el presente
El 13 de enero de 1809 tuvo lugar la tristemente famosa Batalla de Uclés, primer saqueo, que continuó durante toda la Guerra de Independencia, la invasión de las tropas napoleónicas causaría daños irreparables. Las desamortizaciones obligan a cerrar el edificio y la Orden de Santiago lo abandona de forma forzosa. En 1874 pasa a ser propiedad del Obispado de Cuenca, que establece en él una sección del Seminario Conciliar de Cuenca. Entre los siglos XIX y XX, el monasterio pasaría por los más diversos usos y vicisitudes: convento de jesuitas expulsados de Francia, colegio de segunda enseñanza y noviciado de los agustinos, hospital de sangre y finalmente tras la Guerra Civil el deteriorado edificio fue utilizado como cárcel por el gobierno.
Los orgullosos
Caballeros de la
Orden de Santiago.
Los orgullosos Caballeros de la
Orden de Santiago
Ser miembro de la Orden de Santiago siempre fue una aspiración enormemente deseada debido a la altísima distinción que ello suponía, pero conseguir lucir su cruz en las ropas de caballero no era camino fácil. Francisco de Quevedo tras presentar y verificar su genealogía, conseguía ingresar oficialmente en la Orden el 29 de diciembre de 1617. Más conocido, es el juicio al que tuvo que someterse Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, donde tuvieron que testificar amigos suyos, como Francisco de Zurbarán, para dar fe de que sus raíces limpias eran ciertas y que su arte no se veía motivado por la obtención de ganancias económicas de forma manual, sino que tenía un carácter intelectual.
Son numerosos los Caballeros insignes cuyas aportaciones a la cultura han quedado para la Historia, entre los muros del Monasterio, en algún lugar, descansan los restos de Jorge Manrique, autor de las conocidas Coplas a la Muerte de su Padre, restos , que supuestamente se encontrarían junto a los de su padre que fue Gran Maestre de la Orden en 1474.